Marcha por las Hoces

En el camino de nuestra vida vamos acompañados siguiendo a Aquel que nos guía

Un lugar preferido

Las maravillas de nuestro mundo, el amor por la naturaleza, el asombro ante la Creación.

Subida a la Collada

Cuestas, subidas y bajadas, obstáculos, piedras en el camino... Todo nos hace crecer.

La barca cerca del océano

Navegar por el inmenso mar. Momentos de silencio, de tranquilidad, de paz, de búsqueda interior...

Salida de las hoces

Al final del camino descubrimos la recompensa a todo nuestro esfuerzo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Una nueva especie: el joven cristiano

Si tuviera que decantarme por uno de los aspectos que más me gusta de la Jornada Mundial de la Juventud es que es un acontecimiento que está patente en la calle, que se vive junto a la gente, que impregna con su ambiente a toda una ciudad... Digamos que no es fácil esconder a medio millón de jóvenes durante una semana por muy grande que sea esa ciudad. Y esto, guste o no, hace que el evento en sí llegue a todo el que vive allí.
De la noche a la mañana las calles se llenan de jóvenes cantando, jugando, danzando, y en definitiva dando vida y frescura a la ciudad. Es normal, son jóvenes. Estos jóvenes también compran cosas, hacen turismo, van a los bares, les gusta divertirse, escuchar música y bailar. Es normal, son jóvenes. Y también hacen otras cosas como rezar, reunirse, estar en silencio, contarse sus problemas o hablar sobre Dios (incluso a veces en alto). Son jóvenes, ¿es normal? Pues sí. Son cristianos, sí, y jóvenes, también.
Los jóvenes cristianos no son una especie en extinción, no. Tampoco son una especie que vaya en paralelo al resto de la creación. Los jóvenes cristianos no son bichos raros (un poco raros a lo mejor sí, pero es que ¿qué gracia tiene no ser raro?). Y los jóvenes cristianos, como su propio nombre indica, son jóvenes y son cristianos con lo que conlleva cada una de las dos. Ni ser joven inhabilita para vivir como cristiano, ni ser cristiano inhabilita para vivir como un joven.
Los jóvenes cristianos somos personas como el resto. Con nuestros fallos, defectos, errores y con nuestras virtudes. Estoy cansado de prejuicios y estereotipos que nada tienen que ver con la realidad, aunque sé que como grupo social estamos expuestos a ello. La realidad es mucho más natural, sencilla y humana de lo que "se piensa". Quizás porque se tiene una idea muy compleja de lo que es el cristianismo, y el cristianismo se resume sencillamente en una persona.
Habitualmente se acusa a la Iglesia de juzgar los comportamientos de la sociedad. Paradójicamente los jóvenes cristianos son juzgados constantemente por todo el mundo. No puede haber ni una mancha en tu expediente, lo que dices y lo que haces pasa a estar automáticamente debajo de la lupa de la sociedad. Por suerte o por desgracia, creo que todos los cristianos contamos con ello de principio, y no solo con ser juzgados sino también perseguidos. Una palabra que suena fuerte, muy dura, como de otro tiempo, pero que sin duda cada vez cala más hondo en el interior de los cristianos.
Cada día se hace más difícil reconocer que se es cristiano. Esa mochila de la JMJ que para muchos medios ha sido el escudo perfecto del peregrino -algo así como un generador de aura de energía-, para los jóvenes fue nuestra manera de demostrar quiénes somos en realidad. El primer día costó llevarla porque sabíamos lo que significaba. Gracias a Dios, el segundo día era un orgullo llevar esa mochila a cuestas. Es duro, pero merece la pena.