Marcha por las Hoces

En el camino de nuestra vida vamos acompañados siguiendo a Aquel que nos guía

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Las maravillas de nuestro mundo, el amor por la naturaleza, el asombro ante la Creación.

Subida a la Collada

Cuestas, subidas y bajadas, obstáculos, piedras en el camino... Todo nos hace crecer.

La barca cerca del océano

Navegar por el inmenso mar. Momentos de silencio, de tranquilidad, de paz, de búsqueda interior...

Salida de las hoces

Al final del camino descubrimos la recompensa a todo nuestro esfuerzo.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El Cuarto Poder

Quizás ya esté un poco en desuso eso del "Cuarto Poder", más que nada porque ya hemos encontrado varios "Quintos", pero lo que sí está claro es que los medios de comunicación tienen una repercusión enorme en nuestro día a día. La pregunta aquí sería, pero ¿cómo de "enorme"?
Para alguien que ha estudiado cosas relacionadas con la comunicación a distancia, que ha estado unos cuantos años de su vida oyendo hablar de la Sociedad de la Información, y cuya labor actual está ligada a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, pues parece que todo esto no puede pasarse por alto. La verdad es que mucho, mucho no tiene que ver con lo que voy a hablar, pero queda bien... (:risas:)
Puede que vaya a realizar una crítica desmesurada, pero es que uno no acaba de hacerse al ansia por el poder. El PODER, ese sentimiento capaz de mover masas y capaz de hacer que las personas actúen de las maneras más inverosímiles. Y así es como puede llegar uno a comprender la forma de actuar de los medios de comunicación. ¿Nos atrevemos a repasar algunas de las cosas que a día de hoy ya damos por sentadas en lo que se refiere a la "mass media"?
  • La primera de todas quizás es la más evidente: Sólo se habla de "lo que es noticia". Incluso ya hemos añadido a nuestra jerga las frases "esto es noticia", "esto no es noticia" o "menudo notición". Y al parecer sólo es noticia lo morboso, lo trágico y lo excepcional. Lo que deberíamos preguntarnos es: ¿esto es lo normal en el ser humano o es que nos han moldeado los gustos? Por poner un ejemplo tonto, yo tengo bastante claro que me gusta que mis amigos me cuenten buenas noticias "corrientuchas", así que también me deberían interesar las del mundo...
  • Directamente, ya no existe la información que no está sesgada, y lo peor de todo es que ya nos hemos hecho a ello. Hay varias posibilidades para afrontar esta situación: o te lees varias fuentes contradictorias y sacas tu propia conclusión; o consideras que una de las fuentes es la que da la "información buena", veraz, y te quedas con esa; o directamente te conviertes en un "descreído de la sociedad". Lo de contrastar la información ya no se lleva.
  • Ligado a las dos anteriores, aparece otro punto más. Sin duda alguna, cuando hablamos de algo que es noticia nos referimos a algo que "le interesa a la gente", "lo que vende". Es decir, los medios de comunicación ya no informan, anuncian. No nos dicen lo que pasa tal cual, sino que tenemos algo así como "publicidad informativa". ¿Tendrá algo que ver en todo esto eso del PODER?
Esta última pregunta es la terrible conclusión de todo lo anterior. El poder está detrás de todos los medios de comunicación. Se dice lo que se quiere que la gente oiga y lo que se quiere que la gente crea. Y para conseguirlo se puede hacer lo que se quiera; no hay nada por encima del objetivo de convencer a la gente. No hay por qué contar la verdad. Si la mentira vende más y está más acorde con mi ideario, ¡adelante!, ¡mintamos! Por la derecha, por la izquierda, ¡nos vienen por todos lados! ¿Qué es más importante? ¿que la gente sepa lo que pasa o que la gente acabe pensando lo que quieren los míos?
Los médicos tienen una enorme responsabilidad en su trabajo y prueba de ello es la existencia del Juramento Hipocrático. ¿No debería existir algo similar para aquellos que trabajan en los medios de comunicación? Menudo potencial tienen los medios y menuda responsabilidad deberían sentir los periodistas... Y lógicamente si usan este poder para mal a uno le entran ganas de temblar. No es de extrañar que algunos los denominen "armas de manipulación masiva".
Pero ahora vamos a ponernos del otro lado. Tampoco es fácil no ser subjetivos a la hora de comunicar. Tampoco es fácil tener un gran potencial en tus manos y no hacer uso de él. Incluso alguien puede decirme: "Tú con tu blog haces lo mismo". Y yo contestaría: "Vale, pero mi blog es personal". Pero ellos, ¿tienen derecho a ser subjetivos a la hora de informar? Sí, porque son empresas privadas. ¿Tienen derecho a usar ese poder para lo que quieran, sea bueno o malo para el resto? Sí, porque son empresas privadas. En definitiva, adoro la moralidad del mundo empresarial.
Ahora mismo, cuando estoy pensando que todo esto es una mie***, me doy cuenta de que aún falta lo peor. Hasta ahora hemos hablado de cosas que damos por supuestas en los medios de comunicación, y que al parecer tenemos controladas. ¿En realidad podemos hacer que no nos influya todo esto, o nuestro comportamiento se ve condicionado? Pues lamentablemente la respuesta creo que se inclina hacia la segunda parte.
Al menos yo me he encontrado con mucha gente, y con muchos jóvenes en concreto, que directamente piensan que lo que dice la "tele" es la verdad absoluta. Se oyen cosas como "pero si lo han dicho en la tele" o "yo he oído que eso no es así" y se dan situaciones habituales en las que te encuentras discutiendo o defendiendo un asunto que conoces de primera mano porque en los medios de comunicación han dicho lo contrario. Si en la prensa o en la televisión o en la radio se dice algo y tú dices lo contrario, para que alguien te pueda creer tienes que demostrar de forma fehaciente que dices la verdad. ¿Por qué? Porque los medios de comunicación no se van a parar a hacerlo; es más, si lo hacen quizás "ya no vendan".
¿Por qué tengo que informarme de todo antes de poder aseverar lo que sea? ¿Por qué tengo que estar constantemente analizando si algo es verdad o mentira? Pues supongo que porque no quiero ser un pelele (de forma literal).

viernes, 17 de septiembre de 2010

No me digas que no (II)

(Esta entrada es continuación de otra anterior: "No me digas que no (I)")
Hace ya bastante tiempo que escribí la entrada de la que proviene ésta, y parece que cuando leíamos aquella, todos pensábamos algo así como: "¡Qué desastre de padre!" Creo que es el único post en el que me he puesto del lado opuesto para que se entendiera mejor lo que quería decir, y es que es algo tan patente en nuestra vida diaria, que parece que el padre que trata así a sus hijos (consintiéndoles todo y dándoles todo lo que le piden) es el mejor de los padres.
En nuestra sociedad, es muy habitual encontrarse con casos parecidos a éste. La sociedad va asumiendo como "buenos", "normales" o "lógicos" ciertos comportamientos o maneras de actuar en la vida, que después, tras recapacitarlos y pensarlos uno mismo, se comprueba que no tienen ni pies ni cabeza. Puede ser así, pero poco a poco se adentran en la sociedad y después no hay nadie que pueda cambiarlos... Como esto daría para hablar durante lustros sin fin, me voy a centrar en el tema que aquí nos acontece.
Quizás sí que tengamos claro que ese padre está educando mal a su hijo. Quizás también tengamos claro que la sociedad lo ve como lo normal, lo bueno. Y quizás pensemos incluso que esa visión de la sociedad está equivocada y que los que la comparten se van a confundir en sus decisiones. Pero... ¿esto de verdad es así? Si pensamos en nosotros mismos, ¿estamos tan seguros de que pensamos lo contrario?
Para que sea fácil pensarlo, debemos partir de algo evidente: "Lo que (no) queremos para nosotros, (tampoco) lo querremos para nuestros hijos". Hablamos de unos hijos a los que no les dan todo lo que piden, a los que les enseñan que hay que esforzarse para conseguir los objetivos que se propongan, a los que les intentan enseñar que tienen que compartir sus cosas con los demás, a los que les prohiben hacer lo que está mal y a los que no les consienten hacer lo que les dé la gana. ¿Esto es lo que queremos nosotros en nuestra vida?
Pues sinceramente, voy a ser rotundo y voy a destrozar la intriga que pudiera suscitar este post, OJALÁ QUE SEA ASÍ. Desgraciadamente, puede que esté acercándome a la frontera de la utopía. Aún así, tengamos fe (¡cómo me gustan los guiños al título del blog!).
  • Hablar de no dar a alguien lo que pide y que además se tenga que esforzar por aquello que quiere en nuestro mundo consumista, parece una broma. No sólo no tenemos todo lo que queremos, sino que algunos se estrujan la cabeza para conseguir que necesitemos cualquier cosa inútil que ellos nos pueden vender. Y además, ¡lo consiguen! No hablemos ya de todos esos eslóganes y anuncios publicitarios que terminan con la frase "sin ningún esfuerzo para usted". En definitiva, nos gusta que nos den las cosas hechas. Este punto tiene mucha más miga, pero me quedo con este simple ejemplo.
  • Si hablamos de compartir lo nuestro con los demás, llegamos a curiosas disparidades. Pocos dudaríamos en dejar algo a nuestros amigos o familiares, pero la cosa cambia cuando tenemos que ceder el puesto a alguien en una cola, cuando se nos pide dinero para algo "de lo que no nos fíamos" o cuando nos tenemos que sacrificar nosotros para que otros puedan disfrutar. Y de esto último no hay que irse a casos extremos porque surgen mil situaciones a diario...
  • Y por último, ¿qué tal eso de que nos digan lo que no tenemos que hacer porque está mal y que no nos dejen hacer lo que nos da la gana?. Parece ser que hoy en día alguien que intenta regir su vida por unas "normas de conducta" está absolutamente trastornado, y por supuesto, que no se le ocurra intentar enseñárselas a los demás.
Bueno, pues parece que la cosa está complicada, y parece que esa visión de la sociedad no es tan lejana a nosotros. Eso que nos dice la teoría que debemos enseñar a nuestros hijos es bonito, pero es complicado. Y además, sabemos que de nada sirve decir cosas bonitas si después hacemos lo contrario.
Si no nos gusta que aquel padre trate así a su hijo, no permitamos que la sociedad y el "maravilloso estado de bienestar" nos empujen a hacer lo fácil, nos inciten a pensar que nada ni nadie puede decirnos NO y nos sugieran que lo ideal es no complicarse la vida. Porque en esta complicación hay una recompensa y esta recompensa ya no la voy a contar yo, sino que la debemos descubrir cada uno de nosotros.