Marcha por las Hoces

En el camino de nuestra vida vamos acompañados siguiendo a Aquel que nos guía

Un lugar preferido

Las maravillas de nuestro mundo, el amor por la naturaleza, el asombro ante la Creación.

Subida a la Collada

Cuestas, subidas y bajadas, obstáculos, piedras en el camino... Todo nos hace crecer.

La barca cerca del océano

Navegar por el inmenso mar. Momentos de silencio, de tranquilidad, de paz, de búsqueda interior...

Salida de las hoces

Al final del camino descubrimos la recompensa a todo nuestro esfuerzo.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La otra JMJ

Para bien o para mal es imposible vivir en España y no haberse enterado de que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se celebró aquí en agosto. Un evento multitudinario que no ha dejado indiferente a nadie.
Al llegar a casa después de un evento así, todo son preguntas. Todo el que te ve te pregunta qué tal te ha ido, y no te preguntan "por preguntar", sino que se nota que hay un interés real detrás. Sin embargo, yo he notado que hay cierta discordancia entre lo que te preguntan y lo que tú esperas que te pregunten. Prácticamente tienes las respuestas listas para sacarlas a la luz, pero las preguntas no encajan... ¿Por qué? –me pregunto yo–, quizás porque no se sabe bien qué es realmente la JMJ.
Ha pasado ya más de un mes desde que acabó y ahora todo se ve con otra perspectiva. No sé si la JMJ te cambia la vida, no estoy seguro, puede que dependa de la persona, puede que dependa de las circunstancias de cada uno... De lo que sí estoy seguro es que la JMJ te toca. Te deja como tonto.
Me imagino esa persona que está tranquilamente en el salón de su casa, viendo la tele y siente que llaman al teléfono. Se levanta lentamente sin dejar de ver el televisor, como vagueando, y justo al descolgar le dicen: "Salga de inmediato de su casa, su vida corre peligro". En ese momento deja todo lo que está haciendo y sale despavorido, se aleja por el campo sin mirar atrás, y cuando siente que ya puede girar la cabeza de nuevo hacia su hogar, se encuentra con que su casa, aquella que construyó con todo su empeño y su ilusión, ha sido destrozada por un huracán. La cara de ese señor, y la de un joven que vive la JMJ, estoy por asegurar que son muy muy parecidas.
Ese señor después construirá otra casa, seguirá yendo a trabajar, volverá a ver la tele..., su vida aparentemente será la misma. Pero lo más seguro es que cuando reconstruya su casa se preocupará de que sea más estable, cuando vea la tele estará más atento a lo que ocurra a su alrededor, e incluso, cuando tenga que afrontar alguna situación difícil sabrá distinguir entre lo que es realmente importante en su vida y lo que no son más que simples tonterías... Aquel día del huracán quedará grabado en su retina para siempre, y su vida estará marcada por aquellos instantes en los que todo lo que era estable se tambaleó y se fue al garete.
La JMJ no tira tu casa por los suelos y por supuesto, no es una experiencia amarga, más bien todo lo contrario. Durante una JMJ, cada instante está lleno de alegría, de júbilo, de paz. Sin embargo, ésa es la experiencia exterior, la que se palpa en el ambiente, la que se ve en la calle... La vivencia interior es distinta, muy distinta. Sientes que todo se tambalea, que muchas cosas las has puesto en la balda de "seguras" y de repente algo te las tira al suelo para que las tengas que volver a colocar.
Muchas dudas se disuelven como si nunca hubieran existido; muchos miedos desaparecen, pasan a ser sinsentidos; las dificultades y obstáculos que antes estaban en el camino, ahora parece que alguien de repente los ha quitado de en medio... Y también aparecen temas que nunca te habías planteado y que ahora los pones en el centro de tus pensamientos. En definitiva, una vivencia exigente, dura, y a la vez, extremadamente gratificante. Cuando termina una JMJ, es imposible no acordarte de tu gente cercana y pensar: "Ojalá hubieras venido".
No puedo resumir fácilmente todo lo que se vive, pero creo que sí que he contado algo diferente de lo que se ha podido leer sobre estas jornadas en los medios de comunicación "habituales".
Las preguntas que surgen son las habituales: ¿estamos todos sugestionados?, ¿nos comportamos como gregarios?, ¿nos hemos creado todos una imagen en la cabeza inexistente?, ¿relacionamos sentimientos, pensamientos y emociones con lo que no es? Yo siento que no.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Vuelta a las andadas...

Es difícil retomar la actividad de un blog. Me dispongo a ello con ganas, ilusión y esperanza. Creo que va a ser una etapa distinta a la anterior, y eso, obviamente, se reflejará en el tono y en la temática de mis posts.
Creo que es un buen momento para darle una vuelta de tuerca más a esta bitácora y enfocarla aún más hacia todo aquello que guía mi vida. Algunos dirán que es un giro hacia la derecha, otros que hacia la izquierda (los menos); algunos me criticarán por ser un tanto extremista y otros por pecar de blando. Hoy en día, si das que hablar ya tienes suficientes razones para considerarte exitoso. Yo no lo creo así (tampoco persigo el éxito), pero quizás sí consiga dar que hablar. El éxito en realidad sería que tanto los lectores como el escritor nos paremos a masticar las palabras aquí escritas.
Con esta esperanza recomienzo mi andadura por estos lares y espero que todos pasemos buenos momentos leyendo y meditando.
Y para terminar, quiero dedicar esta entrada del blog y esta nueva etapa (esto ya parece la tele), a un "compañero de camino" que leía el blog, que me sorprendió el día que, estando en su casa, me dijo '¿Qué tal llevas el blog?' porque yo pensaba que ni siquiera habría tenido tiempo de mirarlo, que me corrigió en muchos temas de mi vida (incluyendo el lenguaje), que llegué a apreciar mucho en los escasos momentos que vivimos juntos, y que lamentablemente hoy ya no va a recibir este post en su correo. Estoy seguro de que podrá leerlo de otra manera...