Marcha por las Hoces

En el camino de nuestra vida vamos acompañados siguiendo a Aquel que nos guía

Un lugar preferido

Las maravillas de nuestro mundo, el amor por la naturaleza, el asombro ante la Creación.

Subida a la Collada

Cuestas, subidas y bajadas, obstáculos, piedras en el camino... Todo nos hace crecer.

La barca cerca del océano

Navegar por el inmenso mar. Momentos de silencio, de tranquilidad, de paz, de búsqueda interior...

Salida de las hoces

Al final del camino descubrimos la recompensa a todo nuestro esfuerzo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Interrumpir o Vivir (II)

(Esta entrada es continuación de otra anterior: "Interrumpir o Vivir (I)")
En la entrada anterior sobre este mismo tema, me centré casi de forma exclusiva en hablar sobre la "ley del aborto" y sobre las diferentes medidas que iba a tomar al respecto el Gobierno. Como ya decía allí, quizás esa fuera la parte más fea, más sucia. Y es que en verdad es así. Muchas veces cuando hablamos del aborto, nos centramos en las leyes, en lo que debe estar prohibido o no, en lo que es moral o inmoral y no nos paramos a hablar sobre por qué no hay que abortar.
Está claro que si se considera que el feto es un ser humano, una vida más, el aborto es un asesinato y por tanto, en ninguna cabeza cabe la idea de llevarlo a cabo. Siempre hablamos en estos términos porque aquí es donde está el quid de la cuestión. Pero ¿por qué no hablar de lo que pasa cuando no se aborta?
Cambiemos la perspectiva. Solemos decir: "No abortes, porque si lo haces estás deshaciéndote de una vida inocente, no estás pensando en el derecho del niño a nacer y tendrás remordimiento de conciencia y tal y cual..." En vez de eso, digamos: "Si no abortas..." y expliquemos lo que pasa en ese caso. Entonces ahora alguien saltará y dirá: "¡Estás loco! Si quiere abortar, lo peor que le puedes decir es qué va a pasar si no lo hace, porque le darás más razones para hacerlo". Si realmente pensamos esto, ¿qué idea tenemos en la cabeza sobre lo que es tener un hijo?
Pues en gran parte, lo que oímos a los padres y lo que hace que la "ley del aborto" tenga sentido para muchas personas. Todo parte del egoísmo y del pensar en uno mismo; de la incapacidad de pensar en el otro antes que en mí y del deseo ardiente de tener una vida fácil, acomodada, sin complicaciones y con "cada cosa en su debido momento". En realidad no es en su debido momento, sino en el momento que a mí me place. Esa es la filosofía de vida de muchas personas: "ser feliz" lo llaman algunos, "estar bien" lo llaman otros, "tranquilidad y tiempo para mí y para los míos" expresan los más agudos.
Todo esto da lugar a algunas de las frases más oídas de los padres. "Piénsatelo bien, porque tener un hijo te cambia la vida". "Una vez que tienes un hijo, olvídate de salir por ahí y de tener tiempo para los amigos". "A ver si llevo a los chicos a entrenar y así me saco un tiempo para poder descansar". "Una vez que llegan los niños a casa, ya no puedo ni ver la televisión tranquilo". "¿Vais a tener un hijo? Ganas tenéis de complicaros la vida tan jóvenes, primero hay que disfrutar". Y así, muchas más...
Quizás la más importante de todas sea la primera: "Te cambia la vida". Y es que al menos eso sí que está claro, pero ¿por qué parece que todas estas frases tienen una lectura negativa, o al menos no positiva? Parece que tener un hijo es la perdición, el acabose, el fin de una etapa... Incluso cuando hablas con muchos padres, sus hijos parecen un estorbo, como una carga pesada de la que les gustaría deshacerse cuando quisieran ("A ver si se hacen mayores ya" se oye a menudo). Con esta situación, ¿no es lógico que unos padres primerizos se planteen abortar?
Y es que hoy en día nadie habla del tan famoso "amor de madre". Sí, algunos se lo tatúan, pero ¿quién habla de él? Incluso si algún atrevido se lanza a hablar sobre él, lo hace desde la perspectiva de hijo querido, pero no desde el punto de vista de la madre o del padre. Típicas frases son "Madre no hay más que una", "Mi madre es la mejor del mundo" o "Nadie te querrá como tu madre". ¿Acaso son mentira? Pues no, no lo son.
Cuando no abortas, o lo que es lo mismo, das a luz a un hijo, te cambia la vida y empieza a ser muchísimo más complicada, quizás más aún de lo que te pudieras imaginar. Tienes la responsabilidad de una vida en tus manos, tienes la posibilidad de educar a un niño, de ver crecer a una persona, de compartir toda tu vida con ella. Has logrado el milagro de la vida en ti misma (o en ti mismo, recordemos que el padre también pone su semillita...) y puedes abrazar al niño y sentir cómo late su corazón. Pronto podrás percibir cómo siente, cómo piensa, cómo quiere y cómo habla... ¡Hasta te va a decir cosas! Quizás hayas tenido dudas y miles de preocupaciones durante 9 meses... ¡Ahora ya no tienes ninguna!
No quisiera pecar de sentimentalista, aunque quizás ya lo haya hecho, pero está claro que cuando tienes un hijo, todo cambia. Vas a dar hasta tu último aliento por ese hijo, vas a estar dispuesto a entregarte del todo a él y a desvivirte por él. ¿Acaso puede haber algo más bonito?

lunes, 27 de septiembre de 2010

El Cuarto Poder

Quizás ya esté un poco en desuso eso del "Cuarto Poder", más que nada porque ya hemos encontrado varios "Quintos", pero lo que sí está claro es que los medios de comunicación tienen una repercusión enorme en nuestro día a día. La pregunta aquí sería, pero ¿cómo de "enorme"?
Para alguien que ha estudiado cosas relacionadas con la comunicación a distancia, que ha estado unos cuantos años de su vida oyendo hablar de la Sociedad de la Información, y cuya labor actual está ligada a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, pues parece que todo esto no puede pasarse por alto. La verdad es que mucho, mucho no tiene que ver con lo que voy a hablar, pero queda bien... (:risas:)
Puede que vaya a realizar una crítica desmesurada, pero es que uno no acaba de hacerse al ansia por el poder. El PODER, ese sentimiento capaz de mover masas y capaz de hacer que las personas actúen de las maneras más inverosímiles. Y así es como puede llegar uno a comprender la forma de actuar de los medios de comunicación. ¿Nos atrevemos a repasar algunas de las cosas que a día de hoy ya damos por sentadas en lo que se refiere a la "mass media"?
  • La primera de todas quizás es la más evidente: Sólo se habla de "lo que es noticia". Incluso ya hemos añadido a nuestra jerga las frases "esto es noticia", "esto no es noticia" o "menudo notición". Y al parecer sólo es noticia lo morboso, lo trágico y lo excepcional. Lo que deberíamos preguntarnos es: ¿esto es lo normal en el ser humano o es que nos han moldeado los gustos? Por poner un ejemplo tonto, yo tengo bastante claro que me gusta que mis amigos me cuenten buenas noticias "corrientuchas", así que también me deberían interesar las del mundo...
  • Directamente, ya no existe la información que no está sesgada, y lo peor de todo es que ya nos hemos hecho a ello. Hay varias posibilidades para afrontar esta situación: o te lees varias fuentes contradictorias y sacas tu propia conclusión; o consideras que una de las fuentes es la que da la "información buena", veraz, y te quedas con esa; o directamente te conviertes en un "descreído de la sociedad". Lo de contrastar la información ya no se lleva.
  • Ligado a las dos anteriores, aparece otro punto más. Sin duda alguna, cuando hablamos de algo que es noticia nos referimos a algo que "le interesa a la gente", "lo que vende". Es decir, los medios de comunicación ya no informan, anuncian. No nos dicen lo que pasa tal cual, sino que tenemos algo así como "publicidad informativa". ¿Tendrá algo que ver en todo esto eso del PODER?
Esta última pregunta es la terrible conclusión de todo lo anterior. El poder está detrás de todos los medios de comunicación. Se dice lo que se quiere que la gente oiga y lo que se quiere que la gente crea. Y para conseguirlo se puede hacer lo que se quiera; no hay nada por encima del objetivo de convencer a la gente. No hay por qué contar la verdad. Si la mentira vende más y está más acorde con mi ideario, ¡adelante!, ¡mintamos! Por la derecha, por la izquierda, ¡nos vienen por todos lados! ¿Qué es más importante? ¿que la gente sepa lo que pasa o que la gente acabe pensando lo que quieren los míos?
Los médicos tienen una enorme responsabilidad en su trabajo y prueba de ello es la existencia del Juramento Hipocrático. ¿No debería existir algo similar para aquellos que trabajan en los medios de comunicación? Menudo potencial tienen los medios y menuda responsabilidad deberían sentir los periodistas... Y lógicamente si usan este poder para mal a uno le entran ganas de temblar. No es de extrañar que algunos los denominen "armas de manipulación masiva".
Pero ahora vamos a ponernos del otro lado. Tampoco es fácil no ser subjetivos a la hora de comunicar. Tampoco es fácil tener un gran potencial en tus manos y no hacer uso de él. Incluso alguien puede decirme: "Tú con tu blog haces lo mismo". Y yo contestaría: "Vale, pero mi blog es personal". Pero ellos, ¿tienen derecho a ser subjetivos a la hora de informar? Sí, porque son empresas privadas. ¿Tienen derecho a usar ese poder para lo que quieran, sea bueno o malo para el resto? Sí, porque son empresas privadas. En definitiva, adoro la moralidad del mundo empresarial.
Ahora mismo, cuando estoy pensando que todo esto es una mie***, me doy cuenta de que aún falta lo peor. Hasta ahora hemos hablado de cosas que damos por supuestas en los medios de comunicación, y que al parecer tenemos controladas. ¿En realidad podemos hacer que no nos influya todo esto, o nuestro comportamiento se ve condicionado? Pues lamentablemente la respuesta creo que se inclina hacia la segunda parte.
Al menos yo me he encontrado con mucha gente, y con muchos jóvenes en concreto, que directamente piensan que lo que dice la "tele" es la verdad absoluta. Se oyen cosas como "pero si lo han dicho en la tele" o "yo he oído que eso no es así" y se dan situaciones habituales en las que te encuentras discutiendo o defendiendo un asunto que conoces de primera mano porque en los medios de comunicación han dicho lo contrario. Si en la prensa o en la televisión o en la radio se dice algo y tú dices lo contrario, para que alguien te pueda creer tienes que demostrar de forma fehaciente que dices la verdad. ¿Por qué? Porque los medios de comunicación no se van a parar a hacerlo; es más, si lo hacen quizás "ya no vendan".
¿Por qué tengo que informarme de todo antes de poder aseverar lo que sea? ¿Por qué tengo que estar constantemente analizando si algo es verdad o mentira? Pues supongo que porque no quiero ser un pelele (de forma literal).

viernes, 17 de septiembre de 2010

No me digas que no (II)

(Esta entrada es continuación de otra anterior: "No me digas que no (I)")
Hace ya bastante tiempo que escribí la entrada de la que proviene ésta, y parece que cuando leíamos aquella, todos pensábamos algo así como: "¡Qué desastre de padre!" Creo que es el único post en el que me he puesto del lado opuesto para que se entendiera mejor lo que quería decir, y es que es algo tan patente en nuestra vida diaria, que parece que el padre que trata así a sus hijos (consintiéndoles todo y dándoles todo lo que le piden) es el mejor de los padres.
En nuestra sociedad, es muy habitual encontrarse con casos parecidos a éste. La sociedad va asumiendo como "buenos", "normales" o "lógicos" ciertos comportamientos o maneras de actuar en la vida, que después, tras recapacitarlos y pensarlos uno mismo, se comprueba que no tienen ni pies ni cabeza. Puede ser así, pero poco a poco se adentran en la sociedad y después no hay nadie que pueda cambiarlos... Como esto daría para hablar durante lustros sin fin, me voy a centrar en el tema que aquí nos acontece.
Quizás sí que tengamos claro que ese padre está educando mal a su hijo. Quizás también tengamos claro que la sociedad lo ve como lo normal, lo bueno. Y quizás pensemos incluso que esa visión de la sociedad está equivocada y que los que la comparten se van a confundir en sus decisiones. Pero... ¿esto de verdad es así? Si pensamos en nosotros mismos, ¿estamos tan seguros de que pensamos lo contrario?
Para que sea fácil pensarlo, debemos partir de algo evidente: "Lo que (no) queremos para nosotros, (tampoco) lo querremos para nuestros hijos". Hablamos de unos hijos a los que no les dan todo lo que piden, a los que les enseñan que hay que esforzarse para conseguir los objetivos que se propongan, a los que les intentan enseñar que tienen que compartir sus cosas con los demás, a los que les prohiben hacer lo que está mal y a los que no les consienten hacer lo que les dé la gana. ¿Esto es lo que queremos nosotros en nuestra vida?
Pues sinceramente, voy a ser rotundo y voy a destrozar la intriga que pudiera suscitar este post, OJALÁ QUE SEA ASÍ. Desgraciadamente, puede que esté acercándome a la frontera de la utopía. Aún así, tengamos fe (¡cómo me gustan los guiños al título del blog!).
  • Hablar de no dar a alguien lo que pide y que además se tenga que esforzar por aquello que quiere en nuestro mundo consumista, parece una broma. No sólo no tenemos todo lo que queremos, sino que algunos se estrujan la cabeza para conseguir que necesitemos cualquier cosa inútil que ellos nos pueden vender. Y además, ¡lo consiguen! No hablemos ya de todos esos eslóganes y anuncios publicitarios que terminan con la frase "sin ningún esfuerzo para usted". En definitiva, nos gusta que nos den las cosas hechas. Este punto tiene mucha más miga, pero me quedo con este simple ejemplo.
  • Si hablamos de compartir lo nuestro con los demás, llegamos a curiosas disparidades. Pocos dudaríamos en dejar algo a nuestros amigos o familiares, pero la cosa cambia cuando tenemos que ceder el puesto a alguien en una cola, cuando se nos pide dinero para algo "de lo que no nos fíamos" o cuando nos tenemos que sacrificar nosotros para que otros puedan disfrutar. Y de esto último no hay que irse a casos extremos porque surgen mil situaciones a diario...
  • Y por último, ¿qué tal eso de que nos digan lo que no tenemos que hacer porque está mal y que no nos dejen hacer lo que nos da la gana?. Parece ser que hoy en día alguien que intenta regir su vida por unas "normas de conducta" está absolutamente trastornado, y por supuesto, que no se le ocurra intentar enseñárselas a los demás.
Bueno, pues parece que la cosa está complicada, y parece que esa visión de la sociedad no es tan lejana a nosotros. Eso que nos dice la teoría que debemos enseñar a nuestros hijos es bonito, pero es complicado. Y además, sabemos que de nada sirve decir cosas bonitas si después hacemos lo contrario.
Si no nos gusta que aquel padre trate así a su hijo, no permitamos que la sociedad y el "maravilloso estado de bienestar" nos empujen a hacer lo fácil, nos inciten a pensar que nada ni nadie puede decirnos NO y nos sugieran que lo ideal es no complicarse la vida. Porque en esta complicación hay una recompensa y esta recompensa ya no la voy a contar yo, sino que la debemos descubrir cada uno de nosotros.

jueves, 8 de julio de 2010

Interrumpir o Vivir (I)

Hace ya bastante tiempo que escribí la última entrada y me decido ahora a hablar de un tema que tenía en mente hace ya mucho tiempo. No me gustaría ceñirme sólo al tema del aborto, sino más bien a otro tema que sin duda es mucho más importante: la vida. Es difícil sintetizar la información cuando quieres hablar de estos temas, así que lo dividiré en varias entradas. Para empezar, hablaré de la ley que ha entrado en vigor recientemente y que me ha dado el último empujón para tirarme a la piscina. Quizás sea la parte "más sucia" del tema, pero es lo que hay... Pido perdón de antemano si mis formas hieren la sensibilidad del lector por momentos.
Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y Salud Sexual y Reproductiva. Así es como se llama la famosa nueva "Ley del Aborto". Ya sólo con hablar del nombre se podrían escribir varias entradas del blog. Eso que hablábamos sobre los eufemismos aquí toma su máxima expresión. Por un instante parece que eso del "embarazo" no implica nada, es sólo una actividad intrascendente más que puede parar cuando tú lo decidas. Casi es algo así como "me aburro, me canso, me da miedo y lo dejo". Sin más. Y lo de "salud sexual y reproductiva" pues suena a que van a incrementar el presupuesto en la mejora de los estudios sobre la evolución de los embarazos, los cuidados de la madre para que el bebé no sufra y por supuesto, en los avances de la medicina para el momento crucial: el parto. Esta es la nueva ley del Ministerio de Sanidad, pero también del Ministerio de Igualdad... ¿Sacarán una para los embarazos de los hombres?

Una de las cosas que más me preocupa es la cantidad de medidas adicionales que implican esta nueva ley. Parece que sólo habla del aborto, pero no es así. La ley va mucho más allá, adentrándose en bastantes temas que pueden hacer temblar a cualquiera.
La ley exige que se imparta educación sexual en todos los niveles educativos y que los alumnos de Ciencias de la Salud (medicina y enfermería) estudien cómo se realiza un aborto. La educación sexual es importante, pero ¿qué educación sexual se va a impartir? Supongo que la que dictamine el gobierno en su ley, que lógicamente estará muy relacionada con las nuevas medidas sobre sexualidad y "reproducción selectiva". En seguida saltan las alarmas cuando alguien aparece en los medios abogando por la castidad, la fidelidad, la paternidad responsable y por la necesidad de educar en estos valores a los más jóvenes, pero parece que a nadie le preocupa que se vayan a implantar en los planes de estudio otros conceptos totalmente opuestos... ¡Claro! Es que eso de "educación sexual" suena muy bien...
Por otro lado, los anticonceptivos de última generación estarán financiados por la sanidad pública y se añadirán facilidades como la de no necesitar receta. Eso sí, si estáis pensando tener un hijo, no olvidéis que la crisis obliga a eliminar la ayuda a los padres para cada nuevo nacimiento (el "cheque bebé"). Por momentos no puedo olvidar aquello que alguien denominó "cultura de la muerte" allá por 1995.

Y por último, me centro en el concepto estrella: el aborto. Pues señores, que sepan que el aborto ya no es aborto, ha cambiado de nombre, a partir de ahora lo llamaramos interrupción voluntaria del embarazo, o si queremos ser más molones todavía, llamémoslo IVE. Además ahora será público y gratuito... ¡bien, gratis! (nunca el dinero debe ser un impedimento para nada dentro del capitalismo...) No sé que pensarán aquellos que tienen que gastarse un dineral en "medicinas" todos los meses para seguir con vida... Hagamos un rápido análisis financiero falto de rigor: si quieres quitar una vida: gratis; si quieres seguir con ella: ¡a pagar!
De repente, sigues leyendo las nuevas medidas y te encuentras con la que parece más interiorizada (por llamarla de alguna manera). La mujer embarazada deberá reflexionar al menos tres días para tomar su decisión definitiva. Es curioso cuando menos. Se dice que el aborto es un derecho, que es algo que deben poder hacer todas las mujeres sin tener que consultar porque no es necesario y que deben ser libres en su decisión sin que nadie interfiera en lo que piensan. Por un lado es como si "no fuese para tanto", como si no tuviese mayor importancia que la de quitarte un problema de encima, pero sin embargo tienes que reflexionar... ¿Soy el único al que le da la impresión de que aquí hay algo que no cuadra?
Además, te darán información sobre los pros y los contras de abortar. Sinceramente me gustaría saber cuáles son esos pros... Si me pongo a buscar alguno, me imagino que hablará de la responsabilidad de tener un hijo y de la supuesta conveniencia de no tenerlo si no estás preparado ("te quitas un marrón de encima"). Pero claro, si pienso en los contras, el "pro" anterior se va al carajo porque el sentimiento de auto-responsabilidad al abortar es absolutamente insoportable para cualquier humano...
Finalmente, lo que se busca es que la decisión que se tome en estos tres días sea libre, por supuesto. Parece que va dirigido a esas terribles instituciones que osan hablar de moral. Claro está que la sociedad en sí misma y los medios de comunicación dan total libertad a las personas, no influyen para nada en sus decisiones y nadie toma lo que se dice aquí o allá como referente.

Pero ahí no terminan las ventajas de esta ley. Con esta ley conseguimos evitar los abortos clandestinos. Es una de las principales razones, según las ministras y la vicepresidenta, puesto que es penoso que se tengan que realizar abortos en condiciones insalubres y a escondidas. Esto me es muy comparable a la legalización de las drogas. Algunos dicen: "si se legalizasen, no habría tantos problemas", olvidándose por completo de que las drogas matan a la gente.
En seguida encontraremos a alguien que diga: "No, claro, no es lo mismo, porque en este caso no se asesina a nadie, no muere nadie, si no naces no mueres". Y puedo continuar yo mismo... De hecho, ¿quién puede asegurar que en el momento del aborto dentro de la madre haya un ser humano? ¡Ajá!, ¡es verdad! ¿Quién sabe si es una persona, o si por el contrario es un perro, un mosquito o una hortensia a punto de florecer? Nadie sabe lo que es. Sólo sabemos que cuando nace es una persona, pero antes... ¿qué es antes?
En la semana 13 SÓLO sabemos que lo que hay dentro, sea lo que sea, tiene células nerviosas, traga líquido, le late un corazón, tiene orificios nasales y pulmones, tubo digestivo y órganos sexuales, algunos huesos (sus articulaciones ya funcionan) y también tiene algo que parece un labio, situado por debajo de unos ojos recubiertos por unos párpados (entre otras cuantas cosas). Se puede medir su cabeza, su peso es de unos 65 gramos, mide unos 7 centímetros y tiene una forma "extraña" parecida a la de un humano. Otra cosa es que sólo sea un simple feto que no puede vivir por sí mismo, así que no importa que nos deshagamos de él.
Para llegar a esto he tenido que leerme unas cuantas fuentes de información sobre la evolución del embarazo. Llama mucho la atención que en todas ellas pone: "Tu bebé..." Y en referencia a esto, también es curioso pensar en esos típicos familiares que preguntan: "¿es niño o niña?" Fácilmente podríamos responderles: "es un feto". Sin embargo, si cambiamos de lado y leemos la ley del aborto, en ningún sitio pone: "Las mujeres podrán deshacerse de su bebé en las primeras 14 semanas..." Conclusión sencilla: creo que las páginas sobre embarazos son demasiado sentimentales o quizás poco rigurosas, y además la gente que pregunta sobre el sexo del bebé tampoco tienen demasiada idea sobre lo que pasa dentro de la madre... Ahora que digo "madre", ¿por qué la llamamos madre si lo que tiene dentro todavía no es un hijo?

Lo siento, no he conseguido centrarme en el tema de la vida como prometí al principio. ¿Será que la ley tampoco lo hace? En la próxima entrada hablaré de todo lo que he dado por sentado en ésta (es un desorden necesario...), y de lo que realmente llega al corazón: el amor de madre, desvivirte por tu hijo. Os dejo sólo un vídeo y hago un poco de publicidad también...


Trailer de la película "La Última Cima" de infinitomasuno.org.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¡Cuida tu lenguaje, niño!

Siempre recordaré aquellas palabras que me decían mis padres cuando era un canijo. "¡Cuida tu lenguaje, niño! ¡Te voy a lavar la boca con jabón!". Se te había ocurrido soltar la primera barbaridad que se te venía a la cabeza y ahí estaba la respuesta inmediata de tus padres. Habías aprendido una palabra nueva, o un taco nuevo, o lo que fuera, y querías probar lo que se sentía al decirla, ver cuál era la reacción de los que te rodeaban... ¿Eso querías? Pues ahí lo tenías: "¡te voy a lavar la boca con jabón!" (una y otra vez, una y otra vez...). Hoy en día, uno sigue escuchando las mismas barbaridades a los niños, no pensemos que nosotros no las decíamos... Cierto es que a veces son "peores" y en más cantidad, y gran parte de la culpa la tiene la "dichosa tele"; pero el mayor problema no es ese, sino que después de la barbaridad no se oye el "¡te voy a lavar la boca con jabón!".
Después de esta bonita introducción sobre el lenguaje de los niños y sus padres, que no viene muy al tema pero que al parecer me apetecía comentarlo, voy a ir al grano: la importancia de las palabras en nuestros tiempos. Yo no sé si soy el único que lo percibe, pero parece haber una obsesión con este tema. Y buena muestra de ello son los discursos de los políticos, esos que muchas veces parece que tienen que incluir una lista de palabras específicas, vengan o no vengan al caso. Con los científicos, más de lo mismo... Si entras a un laboratorio y se está escribiendo un artículo, fácil será que oigas: "Mete ésta y esta otra palabra que siempre quedan bien y le dan cuerpo al tema". Curioso, ¿verdad?
Tampoco es algo que nos deba extrañar demasiado, y es que está claro que "el hablar bien" da muchos puntos a una persona. A primera vista, una persona bienhablada dará la sensación de ser educada, culta, inteligente e incluso atractiva... A lo mejor me he excedido, a lo mejor no. A lo mejor "no es oro todo lo que reluce", a lo mejor sí. A lo mejor a uno le importa aparentar lo que no es, a lo mejor no. Lo que sí es verdad, es que si tienes la suerte de hablar bien, quieras o no quieras aparentar nada, seas lo que pareces o no, vas a dar una buena sensación a tu interlocutor.
Por eso es importante preocuparse por el lenguaje. Porque la comunicación es vital en nuestras vidas, y si sabemos comunicarnos correctamente, mejor que mejor. Pero por favor, que esta buena preocupación no se convierta en obsesión. Para mí visitar el DRAE a diario ya no es una obsesión, quizás para otro sí; pero ésta no es la obsesión a la que me refiero...
... A lo que me refiero es al control supremo y excesivo en todo lo que se escribe, se lee y se dice. Al parecer, creemos fielmente en el poder de las palabras, y eso ha conseguido que todos los mensajes que oímos hayan sido escritos previamente varias veces, revisados por varias partes, retocados hasta el extremo, se hayan quitado cosas "que no se pueden decir", se hayan añadido otras "que hay que decir siempre"... ¿Para qué? Para que nadie se asuste, para que nadie se choque contra la realidad, para en definitiva no decir nada... ¿Por qué nada? Por si acaso... ¿Es esto una prueba de miedo a la realidad? ¿No nos gusta enfrentarnos a nuestra vida y a lo que pasa en ella? ¿O sí que estamos dispuestos, pero hay ciertas personas interesadas en que no lo hagamos?
Toda la vida sobre algodones, para que no nos pase nada. Si nos caemos, que nos demos cuenta lentamente. En resumen, el estado de bienestar. No es que quiera yo que sea todo feo, pero tampoco tiene por qué ser todo bonito. La vida es como es: preciosa, con sus cuestas y con sus bajadas, con sus espinas y con sus flores... (ha llegado la primavera). Estado de bienestar y eufemismos, esa pareja fiel inseparable. Estamos rodeados de eufemismos, estamos rodeados de "bienestar". Estamos rodeados de hechos que día a día destrozan los eufemismos, estamos rodeados de situaciones no muy lejanas que nada tienen que ver con el bienestar.
Eufemismos, ¿para qué? Me despido con dos ejemplos que quizás puedan esbozar una sonrisa en el lector con este tema tan... (cada uno que ponga el adjetivo que quiera, que para eso está el extenso vocabulario).

Yo me imagino a un hombre que ha muerto, que de repente le dan unos segundos para hablar con sus familiares y la conversación sería algo así:
- Pero, ¿por qué estoy aquí?, ¿qué me ha pasado?
- Pues nada, buen amigo, que has fallecido.
Entonces saltaría otro:
- Pero hombre, no digas esas cosas, ¡menuda barbaridad!. Déjame a mí que te lo explique... El médico nos comunicó el momento del exitus, y tras dar a conocer el deceso a los familiares, vinimos aquí para acompañarte mientras preparan las exequias. Después iremos todos a decirte el último adiós en el sepelio.
A lo que respondería el muerto:
- Ah, vale... No me he enterado de nada, pero parece interesante.
Y el tercero en discordia remataría diciéndo:
- ¿Pero cómo dices que es interesante si te has muerto?

Y uno real que me contó hace poco una amiga que trabaja con chavales con síndrome de Down.
Estaba mi amiga hablando con uno de ellos y en medio de la conversación, él dijo:
- La verdad es que yo no sé para que se lían discutiendo si hay que llamarnos discapacitados o disminuidos, si nosotros vamos a seguir siendo tontos...

domingo, 2 de mayo de 2010

Las drogas de todos

En estos últimos días, he visto por la tele una de esas campañas típicas sobre las drogas. No me he fijado muy bien quién es el que la promueve, pero la verdad es que ha conseguido que el mensaje se me quede grabado en la cabeza. Todas estas campañas sobre el alcohol, las drogas y los accidentes de tráfico suelen llamarme bastante la atención, y por qué no decirlo, la gran mayoría me parece que están muy bien pensadas. Lástima que muchas de esas veces también, el pensamiento posterior siempre es: "Vale, muchas campañas, muchas campañas, pero a la hora de la verdad, ¿qué?". Probablemente se intente poner en práctica eso de reducir al máximo el consumo y las imprudencias al volante, no lo voy a negar, pero no sé yo si se está consiguiendo de verdad... De todas formas, no tengo yo ahora mismo muchas ideas para arreglar el problema, así que como no voy a proponer soluciones, tampoco voy a darle más vueltas a este tema.

Con lo que de verdad me quiero quedar es con el lema de esta campaña que os he empezado contando. Viene a ser algo así como: "las drogas afectan a todos". Al oír estas palabras, llegan a la cabeza de uno mismo otras muchas frases relacionadas y que se pueden oír muy a menudo: "de algo hay que morir", "por fumar uno de vez en cuando no pasa nada", "el problema lo tengo yo, no te he pedido que me ayudes", "déjame que me muera a gusto yo solito"... E incluso sería muy fácil asociarlo simplemente al tabaco si pensamos en esos pobres fumadores pasivos. Pero no, esta campaña no va sobre el tabaco, sino sobre las drogas en general (o eso imagino yo). Y no se centra sólo en los efectos físicos perniciosos que se producen sobre las personas que hay alrededor, sino en la ristra de desgracias que surgen en las cercanías de un drogadicto. Siendo serios, decir drogadicto en esta última frase implica ablandar el tema. Por tanto, cambiemos drogadicto por consumidor de droga.
Sí, quiero hacer esta distinción: consumidor de droga y no drogadicto. Porque el drogadicto, lamentablemente, muchas veces ya se ha encontrado con el mayor de sus problemas: la soledad. Porque el drogadicto muchas veces ya es como aquel enfermo muy grave cuyos familiares ya "se han hecho a la idea" (por muy fuerte que suene y sabiendo lógicamente aquello de que "uno nunca se hace del todo a la idea con estas cosas"). Porque el drogadicto sólo encontrará la solución a su problema si se plantea dejarlo para siempre, mientras que el consumidor "nunca buscará la solución" porque "ni siquiera tiene un problema".
Las drogas afectan a todos, ¡claro que sí! No podemos decir "es mi problema", ni "quiero que me dejéis a gusto a mí solito". No podemos pensar que "esto me afecta a mí solo que soy el que consume". Indudablemente, esto no es un problema de uno solo.

Muchas veces decimos: "Déjalo, si quiere matarse y no quiere que le ayudemos, que lo haga".
El consumidor de droga puede ser un egoísta porque sólo piensa en él y no se para a pensar en los que tiene alrededor, pero por eso mismo, nosotros no podemos ser igual de egoístas y dejar que "el río siga su cauce". Más que nada, porque ese río lo mismo se lleva a unas cuantas personas por delante, e incluso a nosotros mismos. Tenemos que poner diques a ese río, y si el propio río los derriba, volverlos a poner; una y otra vez, hasta que la cosa aguante. Paciencia, paciencia, paciencia, y "un poco" de empatía. Pensar en el otro, una y otra vez, ayudarle sin descanso y aguantar muchos: "¿Quién eres tú para meterte en mi vida?"
¡Esto es una llamada a cuidar nuestra salud! A veces no lo hacemos demasiado y pensamos: "¡Qué poco me cuido!". A lo mejor nos ayuda más si pensamos: "Lo voy a hacer por los demás".

jueves, 22 de abril de 2010

No me digas que no (I)

Yo no sé cómo aún hoy en día, en los tiempos que corren, a algunos padres y educadores se les ocurre la brillante idea de prohibir cosas a sus educandos. ¿No van a ser capaces de aprender de una vez por todas que hay que dejarlos ser libres? ¿No se dan cuenta de que prohibiendo las cosas las van a hacer más adrede? ¿Son tan tontos como para no enterarse de que cuando les piden mil veces una cosa es porque de verdad lo quieren? ¿No se dan cuenta de que si los quieren hacer felices de verdad, lo mejor es que les den todo lo que pidan y que les dejen hacer lo que quieran? ¿Por qué se empeñan en acotar sus múltiples experiencias de vida?
Prohibir, prohibir, prohibir... ¡qué manía! ¿No sería mucho más fácil que cada uno pudiese hacer lo que quisiera? ¿Por qué no podemos ser libres para hacer con nuestra vida lo que nos venga en gana? Yo lo tengo claro... Pueden prohibir lo que quieran, que yo voy a hacer lo que me apetezca y cuando me apetezca. Porque para eso vivo en un país libre y mi vida es para disfrutar y pasarlo bien, sin tener que pensar en si lo que hago afecta a alguien o no. Y mis hijos, por supuesto, harán lo mismo. Les daré plena libertad para hacer lo que quieran, siempre que pueda les daré todo lo que me pidan (que para eso son mis hijos) y ya me encargaré yo de enseñarles que la vida es para disfrutarla a tope, "que la vida son dos días" y no estamos aquí "para comernos la cabeza".
Además, los niños de hoy en día son muy "espabilaos", y en seguida saben lo que quieren y lo que no. Nunca me entrometeré yo en sus decisiones, y en todo caso, sólo lo haré para que pierdan lo antes posible la inocencia típica de los niños, que no quiero yo que sean los "tontitos" del grupo.
Y por favor, por favor, por favor... que no venga nadie aquí a darme clases de educación y a decirme cómo tengo yo que educar a mis hijos. ¿Pero quién narices se piensan que son para darme consejos sobre mis hijos?... ¿Qué se piensan? ¿Que mis hijos van a ser como esos que salen en la tele?
Porque lo que sí que es triste son esos casos que se ven cada vez más a menudo entre los adolescentes y los niños. Esos chicos y chicas que no respetan ni a sus padres, ni a sus amigos, ni a nadie; son violentos, seguro que están metidos en malos rollos, van con malas compañías y encima sus padres lo consienten. Eso está claro que es culpa de la educación que reciben en el colegio. Porque en la escuela es donde tienen que aprender las cosas importantes de la vida, porque sus profesores son los que los tienen que educar y enseñar que esas cosas no se deben hacer. Si los educaran bien, estas cosas no pasarían, y es que el sistema educativo cada vez va a peor... ¡Ahora ya no se saben ni los ríos!
¡Qué vergüenza! Seguro que sus padres no les daban todo lo que querían y les estaban prohibiendo cosas continuamente. No como yo, que los tengo apuntados en todas las clases extraescolares que puedo y cuando llegan a casa, les tengo preparada la cena para que puedan ver la tele mientras yo recojo la cocina.
Menos mal que a mis hijos nunca les pasará nada de esto.

martes, 13 de abril de 2010

Ricos extranjeros vs. pobres inmigrantes

En esta ocasión no he buscado un título original o un título que aloje dudas en el lector sobre el tema del que voy a hablar, sino que he pensado en uno mucho más directo, un título que va directo al grano: el tema de la inmigración.
Creo que este es uno de los temas sobre el cual mis ideas y reflexiones son más utópicas. La utopía (o la fe, no lo sé) se apodera de mí, y me hace tener una visión clarísima sobre el tema y sobre la situación mundial "ideal". Tanto es así, que llevo mucho tiempo pensando en que yo soy el único (o casi) que piensa sobre este tema como yo lo hago... Sin embargo, un día me crucé con un díptico que venía a decir muchas de las cosas que yo pienso y que lógicamente me hizo pensar que ya no era un bicho tan raro. Lo que me sorprendió más aún fue que este díptico era ¡de un sindicato! Está claro que no conozco bien la labor de estas entidades. O eso, o es que otro mundo es posible...
Empecemos por el principio. ¿Por qué existen los términos migración, emigración e inmigración? Pues si dejamos a los animales a un lado, está claro que existen porque existen los países y por tanto, las fronteras. Seré sincero... ODIO esta palabra. Me surgen miles de preguntas: ¿Hubo siempre fronteras? ¿Cuándo se formaron las fronteras? Y el meollo de la cuestión ¿Por qué se formaron? Pues la verdad es que no sé mucho de esto (creo que esta frase la usaré muy a menudo), pero me da que en la gran mayoría de los casos, las causas no fueron nada buenas, incluso las maneras seguro que tampoco lo fueron y probablemente hubiera dos bandos enfrentados: los agraciados y los desgraciados.
A mí me gusta decir: "Quiero un mundo sin fronteras". Y la respuesta inmediata de cualquiera siempre es: "Eso es imposible". Hoy en día, las fronteras significan e implican una gran barbaridad de cosas. Incluso algunas de ellas pueden parecer muy buenas para la sociedad, como el amor por los colores de un país, la emoción al escuchar el himno de un país cuando gana un deportista paisano o más importante aún, la diversidad cultural. Aún así, yo no puedo olvidar que la mayoría de las fronteras producen separación, enfrentamientos, desigualdades, desgracias e incluso odio. Voy más allá, existen muchos tipos de fronteras: unas más severas, otras casi imperceptibles; las fronteras reales, las fronteras virtuales (y no me refiero a Internet); las fronteras físicas, las políticas, las raciales, las culturales... Algunas de ellas las hemos suavizado (como por ejemplo la UE) y otras las hacemos día a día más sangrientas, aunque ni siquiera exista la línea que divide el SÍ del NO (norte/sur).
Por otro lado, es muy habitual ver hoy día un montón de iniciativas y hechos que superan fronteras y fronteras: viajes de fin de curso en los lugares más lejanos posibles, becas de estudio fuera del país de residencia, seminarios de gran variedad de culturas, programas de televisión y documentales sobre diferentes lugares del planeta, preocupación desmedida sobre algún hecho trágico que ocurre en cualquier rincón del mundo, gestos de solidaridad con cualquier nación en caso de desastre natural... En definitiva, que hasta parece que nos queremos, que nos preocupamos por los demás y que deseamos conocer a gente de otras naciones o de otras razas. Pero, ¿esto en realidad es así?
Pues no lo sé, pero si es así, ¿por qué cerramos las puertas de nuestro país de forma tan tajante y firme a aquellos inmigrantes que llegan desesperados por la situación de su país? ¿Por qué nos sentimos amos y señores de nuestro país? ¿Acaso nos lo ha regalado alguien y es de nuestra propiedad? ¿Por qué existen tantos tópicos sangrantes sobre la inmigración, si su importancia debería ser nula al compararla con la relación entre dos seres humanos? En definitiva, ¿por qué tenemos tanto egoísmo y tanto odio a los de otra raza? ¿No tienen ya demasiada basura encima, que encima les tenemos que escupir? Y lo peor de todo, ¿por qué hay momentos en los que "nos acordamos de África" y del resto de países pobres, si después no estamos dispuestos a ceder ni un metro cuadrado de nuestra tierra?
Pues la respuesta no es sencilla, pero si que podemos aproximarnos a ella. Para que no existiesen todas estas preguntas, deberíamos pensar en los demás, y primero en los más desfavorecidos. Deberíamos creer en un mundo para todos. Todos somos personas iguales, y gracias a Dios tenemos un planeta para vivir. Deberíamos ser capaces de compartir este lugar, pero eso requeriría por nuestra parte algún esfuerzo... A veces nos tocaría dar parte de lo nuestro a otro, a veces nos tocaría pensar en el otro antes que en nosotros, y a veces nos tocaría ayudar a alguien que no nos va a dar nada material a cambio porque simplemente no lo tiene.
La pobreza y la riqueza sólo se diferencian en dinero. Las razas sólo se diferencian en el color de la piel. ¿Qué son estas dos "cosillas" en comparación con la inmensidad del universo interior de cualquier persona? Pues así de primeras, parece que nada, pero nosotros demostramos lo contrario a diario. Para terminar y enlazar con el título... ¿Por qué a las personas de otros países que vienen al nuestro y tienen dinero les llamamos extranjeros, mientras que al resto les llamamos inmigrantes? ¿Nos comportamos igual con unos que con otros?

jueves, 18 de marzo de 2010

¿2=3?

Cuando iba "al cole", me enseñaron que una cosa es igual a otra cuando no hay diferencia entre ellas. Esto en "mates" era muy sencillo y yo creo que todos lo aprendimos bastante rápido. Cuando somos mayores, también lo sabemos aplicar. Decimos frases como "hemos sacado la misma nota", "trabajamos las mismas horas", "todos somos iguales ante la ley"; o "no cobramos lo mismo", "no es lo mismo estar 10 días de vacaciones que 15"...
Sin embargo, todo este churro de simpleces parece que se escapa de nuestras manos. No sé si es que no podemos controlarlo, no sabemos qué es lo que tenemos que hacer o es que hacemos las cosas mal adrede por alguna extraña razón. A lo mejor ahora os estáis preguntando: "¿pero de que quieres hablarnos?" Pues de uno de los términos más utilizado y amado por todos en nuestros días: (:redoble-de-tambores:)... la IGUALDAD.
Lógicamente, los varones y las mujeres debemos ser iguales en derechos y deberes; no sé si ante la ley, ante el resto de personas o ante quién, pero debe ser así. Es injusto que por el sexo de una persona haya diferencias en las condiciones laborales, sociales... respecto a otra del sexo opuesto. Esto está claro, al menos para mí, y debemos apostar por ello, hacer todo lo posible para que sea así. Pero lo que no podemos pensar es que los hombres y las mujeres somos iguales. NO SOMOS IGUALES, y por tanto, habrá cosas que por nuestra forma de ser, de trabajar, de interactuar con las demás personas, se nos den mejor a unos que a otras, a unas que a otros... No podemos apostar por una igualdad desde ese punto de vista porque estaremos equivocándonos, y mucho. "Puede" haber diferencias, debemos ser conscientes de ellas y tratarlas de forma natural, porque así son.
Toda esta disertación va más allá en la vida real. Hoy en día abarca infinidad de temas que aparecen en los medios y en nuestro quehacer diario a todas horas. Eso es lo realmente preocupante. Estamos buscando la igualdad por el camino que no es, y lo que más temería es que al final no lo consiguiésemos por esta misma razón. Voy a intentar ilustrar todo esto con algunos ejemplos:
  • La palabra "hombre". Si acudimos al DRAE, en su primera acepción pone: "Ser animado racional, varón o mujer". Y en la segunda: "varón (ser humano del sexo masculino)". Pues ya tenemos montado el lío. ¡Cambiémoslo!
    Pero a ver, ¿no es más fácil considerar esta palabra como parte de la riqueza del castellano y dejarlo como está? ¿No parecemos tontos cuando empezamos con el típico discurso de "chicos y chicas", "hombres y mujeres", "listos y listas", "miembros y miembras"?
  • Dejar pasar a una mujer antes, abrirle la puerta, colocarle la silla, ayudarla con las bolsas... ¡Todo esto debe eliminarse! ¡Es una forma de expresar la inferioridad de la mujer!...
    ¡Venga, ya! ¿No podemos entender que por nuestra forma de ser el varón intenta complacer a la mujer? ¿No entendemos que el término "caballero" todavía tiene sentido?
  • El término "feminismo". Según lo oímos, es fácil pensar en "actitud de prepotencia de las mujeres frente a los hombres". Sin embargo, este término se refiere al "Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres". ¿Por qué entonces se ha desvirtuado eso de "IGUALES derechos"?
  • Me voy a meter más aún: El "Día de la mujer trabajadora". Imaginemos que llegamos a una situación de igualdad verdadera hoy mismo. ¿Tendría algún sentido este día? ¿Por qué no hay un día del hombre trabajador? ¿No es este día en sí mismo un obstáculo para conseguir la igualdad verdadera? Este día puede apostar por la igualdad, no dudo de las buenas intenciones, pero no deja de ser un símbolo de la desigualdad.
  • El Ministerio de Igualdad. Así de primeras suena muy bien. Entras en su web y de repente te encuentras con el "Instituto de la mujer", pero no te encuentras con el del varón. Sigues buscando y te encuentras con la violencia de género, que condena a los hombres sobre las mujeres, pero no al revés (¿iguales ante la ley?). Encuentras una foto del encuentro de "ministras y ministros" de igualdad de la UE, y resulta que el 70% son ministras. Esto a su vez choca con la "ley de paridad" de este ministerio... ¡Ah! Y por supuesto, también se puede leer que han participado en el "Día de la Mujer", pero no en el del hombre.
    Y para rematar, las "leyes del aborto". Yo no sé por qué esta ley la lleva el ministerio de igualdad, no encuentro mucha relación. Me pongo a leer y encuentro con "el aborto es un derecho de la mujer" ¡Ah, vale! ¡Ahora me queda mucho más claro! ¿O no?
  • Premio a la igualdad. Un día leía en una noticia lo siguiente: "Una carrera popular exclusiva para mujeres ha obtenido el premio a la Igualdad 2009,..., que el Instituto Vasco de la Mujer otorga cada año". No diré nada más.
POR FAVOR, denunciemos el machismo, no consintamos a nuestro alrededor tratos vejatorios entre sexos y luchemos por la igualdad. Luchemos porque el hombre y la mujer sean iguales en derechos y en deberes, y asumámoslo YA como algo natural. Por imperativo social, debe ser así, y por tanto, cuanto antes lo veamos como algo natural, cuanto antes eliminemos los símbolos de desigualdad, antes lo conseguiremos. Si en vez de igualar las cosas, sumamos más a una que a otra, no lo vamos a conseguir (eso decían en "mates").
Sigue habiendo personas machistas, sigue habiendo comportamientos graves de discrimnación hacia la mujer, sigue habiendo desigualdades, pero el mundo ansía la IGUALDAD. A la minoría equivocada hay que mostrarle el resultado satisfactorio que se consigue con la igualdad, pero no hay que combatirla con otra desigualdad.
Ejemplos de cambio/solución: ¿Por qué no investigan a todas las empresas que no cumplen con la equidad de salario y les meten "un puro"? A lo mejor es que eso no interesa...
¿Por qué no cambian el "Día de la mujer trabajadora" por el "día de la igualdad", y en vez de salir sólo mujeres hablando, salen hombres y mujeres denunciando las discriminaciones que sigue habiendo?
Lo peor de todo, es que según hablas de la igualdad en estos términos y cuando luchas por la igualdad que consideras verdadera, el resto te tacha de machista. Eso es porque el silogismo que elucubra nuestra mente antepone como conclusión el machismo a la igualdad.
Por último, y como introducción a algún próximo post, diré que donde pone "sexo" también podría poner "raza".

lunes, 8 de febrero de 2010

Catedrales del siglo XXI

Antes de nada, muchas gracias por vuestras ánimos y aportaciones, a ver si va cogiendo esto cierto ambiente...
Hablando con un familiar no hace mucho surgió el tema que pretendo comentaros en este nuevo post. Después de cierta conversación, salió como colofón la frasecita siguiente: "Está claro cuáles son las catedrales de ahora". Después estuve madurando la idea en algunos de esos momentos en los que me quedo embobao y ahora me propongo compartirla con vosotros.
Cuando oímos hablar de una catedral, a todos nos viene a la cabeza una imagen de un edificio grande, religioso, con cierta importancia, y en muchos casos, vistoso cuanto menos. Quizás en el siglo XV, esto no era exactamente así. No pretendo dármelas de historiador porque no tengo demasiada idea, pero sí que hemos oído todos muchas veces decir que en aquel tiempo la catedral no era meramente un templo religioso, sino que tenía una función mucho más amplia, era el centro de la vida de la ciudad, donde se reunía el pueblo para desarrollar su día a día...
Dejando volar mi imaginación y olvidándome por un momento del rigor y la veracidad de los posibles hechos de por aquel entonces, me imagino un mercado en la puerta de la catedral, juglares por todos lados consiguiendo que la gente se divierta, discursos, manifestaciones civiles y religiosas donde la gente expone sus pareceres... En fin, multitud de eventos, necesarios para el pueblo, centrados en ese lugar.
Ahora bien, y volviendo al principio, para nosotros una catedral no tiene mucho ver con esto. Entonces, "¿cuáles son las catedrales del siglo XXI?" Por momentos la respuesta parece evidente: los centros comerciales.
No sé si habéis tenido alguna vez la oportunidad de sentaros en uno de esos bancos que hay en los centros comerciales y pararos a visualizar todo lo que estaba pasando a vuestro alrededor. Yo sí. Empiezas a ver niños que juegan sin parar, ya sea en actividades preparadas o en las que se organizan ellos mismos. A sus padres conversando con amigos sentaditos en un bar, o haciendo las compras de la semana en el hipermercado. Mientras hacen las compras se encuentran a más gente conocida y se paran a charlar con ellos un rato, mientras los abuelos están sentados junto a ti observando a la gente que pasa por delante suyo, como si fuese aún más entretenido que la propia televisión. Cientos de personas en su puesto de trabajo, otras cuantas asistiendo a un concierto en el bar de la planta de arriba e incluso algunas recibiendo una charla sobre temas muy diversos. Jóvenes que entran directos a la zona de marcha anexa al centro comercial y otras muchas personas que simplemente van ahí porque es donde hay jaleo, donde hay más tiendas o donde te puedes encontrar a más gente (a lo mejor hasta puede surgir el amor). Está claro que el centro comercial se convierte en un instante en el centro de la ciudad.
Y entonces, ¿simplemente hemos cambiado de lugar? Bueno, pues es más que probable que no sea sólo eso. Hay unos intereses detrás, hay un estilo de vida impuesto y hay una apuesta clara por el consumismo. Parece como si de forma sibilina algo se haya apoderado de nuestros pensamientos y por eso le encontramos tanto atractivo a las compras, al dinero, al prestigio, a la moda... No pretendo que se destruyan los centros comerciales, pero si nos quitamos por un momento el consumo de la cabeza, resulta cuando menos extraño que el centro comercial se haya convertido en "una catedral".
Y me despido con estas dos preguntas: ¿un centro comercial es un lugar de reunión de personas con un nombre relacionado con el consumo? ¿o es una máquina del consumo disfrazada de lugar de convivencia?

jueves, 28 de enero de 2010

El tabaco y sus leyes

Menuda tensión con esto de la ley del tabaco, ¿eh? No sé muy bien si el tabaco produce sosiego o estrés, pero la verdad es que el temita está bastante tenso. Da la sensación de que algunos están muy nerviosos; lo están demostrando con declaraciones a diario. Hay otros que están mostrando la cara serena y amable de siempre, pero lógicamente también están nerviosos... Así son los políticos, ¿verdad?
Parece evidente la pregunta: "¿Quién tiene razón?"
  • ¿Los políticos que crearon una ley  basura llena de parches y que ahora quieren remendarla poniendo otra más exigente?
  • ¿Los hosteleros que no quieren la nueva ley porque así pierden supuestamente mucha clientela, y que además ponen como excusa que ya hicieron reformas con la ley anterior y que ahora va a ser como si hubieran tirado el dinero a la basura?
  • ¿Los hosteleros que sí que están de acuerdo y que apenas aparecen en los medios de comunicación?
  • ¿Los fumadores que entienden la nueva ley como privación de libertad?
  • ¿Los fumadores que están dispuestos a salirse del bar por el bien de los demás?
  • ¿Los que no fuman pero piensan que la nueva ley es demasiado exigente?
  • ¿O los que están de acuerdo con la nueva ley bajo cualquier condición?
YO lo tengo muy claro. Más que claro, clarísimo.
FUMAR MATA, y no es solo un eslogan. Este creo yo que es el principal problema, que como lo hemos oído tantas veces, casi no le vemos importancia. Que no mata a todas las personas, cierto es. Que a veces hay gente que fuma que vive más años que otra que es muy saludable, también es verdad. Todo esto es fruto de la probabilidad, pero lo que no depende de la probabilidad (porque es seguro => p=1) es que el tabaco es malo para nuestra salud, la de todos. Pero enseguida dejamos a un lado el tema importante, el de la salud, y nos desviamos al dinero.
  • Que si la nueva ley tira por tierra todas las obras que se hicieron con la ley anterior.
  • Que si los bares van a perder muchísima clientela por lo del tabaco. 
  • Y la de toda la vida: "que si el tabaco da mucho dinero a las arcas del Estado".
Pues ahí voy yo... La anterior ley fue una basura y "los errores se pagan". Por tanto, la solución es clara. Ponemos una ley mejor y devolvemos el dinero a aquellos que se ajustaran BIEN a la anterior ley. Seguramente que no sean muchos, porque algunos encontraron un hueco en la ley y otros lo solucionaron comprando un  biombo; pero da igual los que sean, que presenten la factura y se les devuelva el dinero.
Perder clientes... Casi todas las estadísticas se fijan en otros países. Pero lo curioso de esto de compararse con otros países es que lo hacemos según nos da la gana. Si en el otro país ha salido bien y nos gusta la nueva ley, comparamos. Si en el otro país ha ido mal y no nos gusta la ley, comparamos también. Pero si es al contrario, saltamos con un: "Pero por favor, ¡¿Cómo nos vamos a comparar con esos?! Somos de risa.
Siguiendo con el tema. ¿Alguien se ha planteado cuánta clientela han ganado los bares todos estos años por culpa de la droga del tabaco? ¿O es que esto es lo "normal" y por eso no se tiene en cuenta? Que me perdone ese gremio, pero nunca tendrán mi apoyo. Si somos estrictos con el tabaco, no tardaremos en acostumbrarnos y con suerte algunos dejarán de fumar. Recordatorio a tripulantes: "al año muere mucha gente por el tabaco, fumadores y no fumadores". Seguramente que no les gustase a los de los bares que llevasen al moribundo al bar para dar la última calada.
Y sobre las arcas del Estado, pues probablemente no podamos hacer nada. Yo estaría dispuesto a que me subieron el impuesto referente a sanidad si cerraran las fábricas de tabaco del mundo, pero aquí es donde aparece la utopía, lejana de la fe.
Un último punto y me despido: lo de la libertad del fumador. "No me dejan ni fumar a gusto", "A este paso no vamos a poder ni salir a la calle", "Esto es una persecución en toda regla", "Apostamos por los derechos de los ciudadanos". Frases y frases, todas muy aplaudidas según la audiencia que lo escuche, y con las que podría escribir muchos posts. Como sigamos así, vamos a tener derecho hasta para matar al que queramos, mientras estemos a gusto... ¿Para qué pensar en los demás? ¿Por qué no puedo matarme a mí mismo si quiero? Y dos últimas: ¿Dónde está el derecho a no maltratar mi salud inhalando humo del tabaco? ¿Dónde está la libertad del no fumador?

lunes, 25 de enero de 2010

Ya empiezo con stress

Llevaba varios días ya pensando en cómo empezar de verdad con el blog. Pensando cuál podría ser el tema de la primera entrada. Parece importante, pero luego te das cuenta de que dentro de un tiempo será una entrada más. Por momentos parecía que las prisas se apoderaban de mí y tenía que escribir algo como fuese, me estaba empezando a estresar. Y precisamente de esta forma llegó el tema de esta entrada a mi cabeza... pensé: "Tantas prisas, tanto stress, pues habla del stress y listo". Y así va a ser. Allá voy, nervioso por el estreno.
Nadie puede dudarlo, el stress (o estrés) forma parte de nuestras vidas. La palabra stress parece un vocablo moderno, pero tenemos miles de formas en castellano para expresar eso mismo o algo parecido. Las prisas, la inquietud, el agobio, la desesperación... Personalmente, como más me gusta llamarlo es "ese peso en la nuca que no se quita".
Con todo esto, hay multitud de preguntas que llegan a mi cabeza: ¿Todo el mundo está estresado? ¿Hay alguna solución al estrés? ¿Estamos más estresados que en las décadas pasadas? ¿El estrés es culpa nuestra? ¡Qué curioso! Con tanta pregunta me estoy empezando a estresar...
Ante todo, tranquilidad. El tema es tan amplio que podríamos perdernos fácilmente. Creo que no todo el mundo está estresado, que sí que hay solución y, que estamos más estresados que antes por culpa de varios factores. Creo que se podría resumir así: Las empresas exigen a sus empleados que trabajen a fondo para obtener mayores beneficios, incluso a veces les hacen trabajar más horas de la cuenta. Estos trabajadores, si tienen hijos, no pueden atenderlos debidamente porque no tienen tiempo para estar con ellos. Los apuntan a actividades extraescolares para mantenerlos ocupados, con lo que el tiempo libre de sus hijos también se reduce... Ya empiezan mal. A veces tienen que hacer uso de los abuelos para ocuparse de ellos, por lo que las personas mayores también tienen menos tiempo para hacer lo que hacían antes. El mundo laboral además busca a los más cualificados, por lo que los jóvenes estudiantes tienen que ponerse las pilas en todo momento y si se toman un respiro seguramente estén perdiendo puestos en el ranking del mundo laboral. A los jóvenes les atrae el ocio, se dejan llevar por él y en consecuencia tienen una sensación de agobio mayor porque tienen menos tiempo para estudiar lo que deben estudiar.
En definitiva, que la situación global (sería injusto poner a la empresa como culpable...) te obliga a no parar nunca de hacer cosas. Y algunos dirán: ¿y cuando descanso? Pues lo más gracioso de todo esto es que nos han "enseñado" a no saber vivir sin estar ocupados en algo. ¿Por qué? Porque si no haces nada, no consumes. Si no haces nada, no obtienes beneficios tuyos o ajenos. Beneficios materiales me refiero, ya sean títulos o dinero. Nos invaden con: "Aprovecha cada segundo de tu vida", "Estás perdiendo el tiempo", "Disfruta a tope", "Todos nos morimos y ese día todo se acabará"... Con este panorama, ¿quién se plantea quedarse quieto? ¿quién piensa que la tranquilidad y el silencio tienen sentido? ¿a quién se le ocurre plantearse una vida más allá de la muerte donde lo material no sirve para nada?
Si estoy con mi familia o con mis amigos hablando tranquilamente, seguro que descansaré, me sentiré bien, los conoceré mejor, tendré sensaciones humanas increíbles... Pero, ¿a quién le interesa eso?

jueves, 14 de enero de 2010

Antes de empezar...

Estos primeros días la verdad es que apetece escribir un post en todo momento. Habrá que ser pacientes, que vendrán momentos en los que no apetezca y quizás sea bueno tener una continuidad. Por ello, iré ahorrando fuerzas...
¿Por qué se titula así? Bueno, pues tampoco tengo una razón muy sabia. No es un título que tuviese en mente desde hace años. De hecho, varié unas cuantas veces hasta dar con éste, y tampoco es que me parezca el mejor del mundo, simplemente me pareció que estaba bien. La razón básica quizás sea lo que se deja entrever del texto que va con el título. Muchas veces me encuentro con situaciones en las que surgen pensamientos que parecen utópicos. Por momentos todo lo que pienso y siento parece que nace de una vida llena de utopía, pero de repente aparece la fe como telón de fondo... No diré más.
¿Qué formato es éste? Pues uno que encontré sencillo y que intentaré ir modificando poco a poco sin desgastarme demasiado. Porque aunque haya miles de páginas web donde te explican la importancia del formato, a mí no me parece que lo esencial de este blog vaya a ser lo bonito o feo que se vea desde la pantalla. Es cierto que ayuda, pero esperemos que las palabras ayuden más. Supongo que irá mejorando su aspecto lentamente y admito sugerencias, ¡por supuesto!

miércoles, 13 de enero de 2010

Mis primeros pasos...

En los últimos años, todo el que navega por Internet ha oído hablar de los blogs, de sus autores, e incluso es probable que haya visitado alguno en más de una ocasión aun sin darse cuenta de que lo estaba haciendo...
Pero además, hay quien no sólo ha visitado blogs sino que también se ha propuesto escribir uno propio o al menos intentarlo. Y en estas me encuentro yo. La primera entrada de esta bitácora fue hace ya 5 años, y mis objetivos por aquel entonces eran muy diferentes a los que tengo hoy en día en mente. Aún así no he querido borrar aquella entrada porque de alguna forma deja constancia de que mi interés por los blogs lleva ya viajando mucho tiempo en mi cabeza.
Considero el blog como algo personal, una puerta abierta en la que ocurre lo mismo que en todas las puertas: algo sale y algo entra. Me gustaría que hubiera mucho tráfico a través de ella y que fluyan algunos de mis "desvaríos nocturnos", como bien los llamaría alguien cercano a mí. No me gustaría desvelar mucho más de lo que va a deparar este blog, más que nada porque quizás no lo sepa ni yo mismo.
Un saludo de este que empieza hoy a escribir y que probablemente ya pueda tachar aquello de "Escribir un blog" en su lista de propósitos para la vida.