lunes, 25 de enero de 2010

Ya empiezo con stress

Llevaba varios días ya pensando en cómo empezar de verdad con el blog. Pensando cuál podría ser el tema de la primera entrada. Parece importante, pero luego te das cuenta de que dentro de un tiempo será una entrada más. Por momentos parecía que las prisas se apoderaban de mí y tenía que escribir algo como fuese, me estaba empezando a estresar. Y precisamente de esta forma llegó el tema de esta entrada a mi cabeza... pensé: "Tantas prisas, tanto stress, pues habla del stress y listo". Y así va a ser. Allá voy, nervioso por el estreno.
Nadie puede dudarlo, el stress (o estrés) forma parte de nuestras vidas. La palabra stress parece un vocablo moderno, pero tenemos miles de formas en castellano para expresar eso mismo o algo parecido. Las prisas, la inquietud, el agobio, la desesperación... Personalmente, como más me gusta llamarlo es "ese peso en la nuca que no se quita".
Con todo esto, hay multitud de preguntas que llegan a mi cabeza: ¿Todo el mundo está estresado? ¿Hay alguna solución al estrés? ¿Estamos más estresados que en las décadas pasadas? ¿El estrés es culpa nuestra? ¡Qué curioso! Con tanta pregunta me estoy empezando a estresar...
Ante todo, tranquilidad. El tema es tan amplio que podríamos perdernos fácilmente. Creo que no todo el mundo está estresado, que sí que hay solución y, que estamos más estresados que antes por culpa de varios factores. Creo que se podría resumir así: Las empresas exigen a sus empleados que trabajen a fondo para obtener mayores beneficios, incluso a veces les hacen trabajar más horas de la cuenta. Estos trabajadores, si tienen hijos, no pueden atenderlos debidamente porque no tienen tiempo para estar con ellos. Los apuntan a actividades extraescolares para mantenerlos ocupados, con lo que el tiempo libre de sus hijos también se reduce... Ya empiezan mal. A veces tienen que hacer uso de los abuelos para ocuparse de ellos, por lo que las personas mayores también tienen menos tiempo para hacer lo que hacían antes. El mundo laboral además busca a los más cualificados, por lo que los jóvenes estudiantes tienen que ponerse las pilas en todo momento y si se toman un respiro seguramente estén perdiendo puestos en el ranking del mundo laboral. A los jóvenes les atrae el ocio, se dejan llevar por él y en consecuencia tienen una sensación de agobio mayor porque tienen menos tiempo para estudiar lo que deben estudiar.
En definitiva, que la situación global (sería injusto poner a la empresa como culpable...) te obliga a no parar nunca de hacer cosas. Y algunos dirán: ¿y cuando descanso? Pues lo más gracioso de todo esto es que nos han "enseñado" a no saber vivir sin estar ocupados en algo. ¿Por qué? Porque si no haces nada, no consumes. Si no haces nada, no obtienes beneficios tuyos o ajenos. Beneficios materiales me refiero, ya sean títulos o dinero. Nos invaden con: "Aprovecha cada segundo de tu vida", "Estás perdiendo el tiempo", "Disfruta a tope", "Todos nos morimos y ese día todo se acabará"... Con este panorama, ¿quién se plantea quedarse quieto? ¿quién piensa que la tranquilidad y el silencio tienen sentido? ¿a quién se le ocurre plantearse una vida más allá de la muerte donde lo material no sirve para nada?
Si estoy con mi familia o con mis amigos hablando tranquilamente, seguro que descansaré, me sentiré bien, los conoceré mejor, tendré sensaciones humanas increíbles... Pero, ¿a quién le interesa eso?

3 comentarios:

Puede ser que el sistema capitalista haga que las empresas metan ideas en la cabeza a la gente, a traves de los medios, para que favorezcan sus ganancias...

Conozco hoy este blog. Me alegra leer lo que está escrito.

Decía alguien, que el hombre moderno, queda retratado por esa persona que sale de casa sin las llaves, y sin poder volver a entrar, "vive fuera de su casa", de su foro interior, desasosegado y sin paz. Habría que sacarle punta a esto..., pero lo dejaremos para otro día...

Un saludo al blogero utópico, y al resto de los conocidos :-)

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