martes, 13 de abril de 2010

Ricos extranjeros vs. pobres inmigrantes

En esta ocasión no he buscado un título original o un título que aloje dudas en el lector sobre el tema del que voy a hablar, sino que he pensado en uno mucho más directo, un título que va directo al grano: el tema de la inmigración.
Creo que este es uno de los temas sobre el cual mis ideas y reflexiones son más utópicas. La utopía (o la fe, no lo sé) se apodera de mí, y me hace tener una visión clarísima sobre el tema y sobre la situación mundial "ideal". Tanto es así, que llevo mucho tiempo pensando en que yo soy el único (o casi) que piensa sobre este tema como yo lo hago... Sin embargo, un día me crucé con un díptico que venía a decir muchas de las cosas que yo pienso y que lógicamente me hizo pensar que ya no era un bicho tan raro. Lo que me sorprendió más aún fue que este díptico era ¡de un sindicato! Está claro que no conozco bien la labor de estas entidades. O eso, o es que otro mundo es posible...
Empecemos por el principio. ¿Por qué existen los términos migración, emigración e inmigración? Pues si dejamos a los animales a un lado, está claro que existen porque existen los países y por tanto, las fronteras. Seré sincero... ODIO esta palabra. Me surgen miles de preguntas: ¿Hubo siempre fronteras? ¿Cuándo se formaron las fronteras? Y el meollo de la cuestión ¿Por qué se formaron? Pues la verdad es que no sé mucho de esto (creo que esta frase la usaré muy a menudo), pero me da que en la gran mayoría de los casos, las causas no fueron nada buenas, incluso las maneras seguro que tampoco lo fueron y probablemente hubiera dos bandos enfrentados: los agraciados y los desgraciados.
A mí me gusta decir: "Quiero un mundo sin fronteras". Y la respuesta inmediata de cualquiera siempre es: "Eso es imposible". Hoy en día, las fronteras significan e implican una gran barbaridad de cosas. Incluso algunas de ellas pueden parecer muy buenas para la sociedad, como el amor por los colores de un país, la emoción al escuchar el himno de un país cuando gana un deportista paisano o más importante aún, la diversidad cultural. Aún así, yo no puedo olvidar que la mayoría de las fronteras producen separación, enfrentamientos, desigualdades, desgracias e incluso odio. Voy más allá, existen muchos tipos de fronteras: unas más severas, otras casi imperceptibles; las fronteras reales, las fronteras virtuales (y no me refiero a Internet); las fronteras físicas, las políticas, las raciales, las culturales... Algunas de ellas las hemos suavizado (como por ejemplo la UE) y otras las hacemos día a día más sangrientas, aunque ni siquiera exista la línea que divide el SÍ del NO (norte/sur).
Por otro lado, es muy habitual ver hoy día un montón de iniciativas y hechos que superan fronteras y fronteras: viajes de fin de curso en los lugares más lejanos posibles, becas de estudio fuera del país de residencia, seminarios de gran variedad de culturas, programas de televisión y documentales sobre diferentes lugares del planeta, preocupación desmedida sobre algún hecho trágico que ocurre en cualquier rincón del mundo, gestos de solidaridad con cualquier nación en caso de desastre natural... En definitiva, que hasta parece que nos queremos, que nos preocupamos por los demás y que deseamos conocer a gente de otras naciones o de otras razas. Pero, ¿esto en realidad es así?
Pues no lo sé, pero si es así, ¿por qué cerramos las puertas de nuestro país de forma tan tajante y firme a aquellos inmigrantes que llegan desesperados por la situación de su país? ¿Por qué nos sentimos amos y señores de nuestro país? ¿Acaso nos lo ha regalado alguien y es de nuestra propiedad? ¿Por qué existen tantos tópicos sangrantes sobre la inmigración, si su importancia debería ser nula al compararla con la relación entre dos seres humanos? En definitiva, ¿por qué tenemos tanto egoísmo y tanto odio a los de otra raza? ¿No tienen ya demasiada basura encima, que encima les tenemos que escupir? Y lo peor de todo, ¿por qué hay momentos en los que "nos acordamos de África" y del resto de países pobres, si después no estamos dispuestos a ceder ni un metro cuadrado de nuestra tierra?
Pues la respuesta no es sencilla, pero si que podemos aproximarnos a ella. Para que no existiesen todas estas preguntas, deberíamos pensar en los demás, y primero en los más desfavorecidos. Deberíamos creer en un mundo para todos. Todos somos personas iguales, y gracias a Dios tenemos un planeta para vivir. Deberíamos ser capaces de compartir este lugar, pero eso requeriría por nuestra parte algún esfuerzo... A veces nos tocaría dar parte de lo nuestro a otro, a veces nos tocaría pensar en el otro antes que en nosotros, y a veces nos tocaría ayudar a alguien que no nos va a dar nada material a cambio porque simplemente no lo tiene.
La pobreza y la riqueza sólo se diferencian en dinero. Las razas sólo se diferencian en el color de la piel. ¿Qué son estas dos "cosillas" en comparación con la inmensidad del universo interior de cualquier persona? Pues así de primeras, parece que nada, pero nosotros demostramos lo contrario a diario. Para terminar y enlazar con el título... ¿Por qué a las personas de otros países que vienen al nuestro y tienen dinero les llamamos extranjeros, mientras que al resto les llamamos inmigrantes? ¿Nos comportamos igual con unos que con otros?

3 comentarios:

me ha gustado don daniel(es difícil leer algo y estar de acuerdo en todo,dado que depende de los puntos de vista,pero al menos me gusta la reflexión y que te pares a ello,a dedicarle tiempo en este mundillo de la carrera y el estrés)y has abierto en mí el hambre de regresar a mis desvarios nocturnos,espero meditar sobre el tema o algún otro y tb hacerte participe del mismo.
un abrazo

Amigo, me quito el sombrero y te aplaudo sinceramente.
Impresionante Dani, impresionante.

Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios.
David no dudes en ponerte con los desvaríos, no te arrepentirás...

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