domingo, 2 de octubre de 2011

"El que más miente es más señor"

He de reconocer mi escaso afecto hacia los medios de comunicación. No puedo ni debo esconderlo. Como muchos, busco un medio que transmita información veraz, contrastada y fiel a la realidad, pero hoy en día es misión imposible. Cuando me topo con algo así, mi asombro es mayúsculo y siento una paz interior difícil de describir. Algo dentro me dice: "¡Bien!, así sí, por fin".
En algunos casos, la información errónea es fruto de la incompetencia de los redactores. Sí, así es, porque así lo reconocen ellos mismos. El otro día iba escuchando la radio en mi coche y cuál fue mi sorpresa al oír lo siguiente:
"Hoy está con nosotros el alcalde de Bilbao [...] Antes de nada, queremos pedir perdón por una noticia de hace unos días en la que decíamos que el alcalde de Bilbao iba a estar unos meses de baja. Obviamente no es así. Copiamos la noticia de un medio digital y no la contrastamos. Debíamos haber llamado al ayuntamiento de Bilbao para comprobar que era cierta, no lo hicimos y nos equivocamos".
Es muy loable reconocer los errores y disculparse, pero creo que hay ciertos errores que no se pueden cometer. Al igual que al panadero no se le puede olvidar echar la levadura al pan, el periodista no puede informar sobre algo que ni siquiera sabe si es cierto o no. No es justo que la sociedad cargue con las consecuencias que traen consigo los intereses de una empresa.
De hecho, no siempre los errores en la información son fruto de la incompetencia de un periodista. Somos muy ilusos si pensamos así. Detrás de la información manipulada (sí, sí, manipulada) están los intereses de unos y otros que hacen crecer el sesgo de manera desmesurada. Ya comenté algo en El "Cuarto Poder", y vuelvo al mismo tema por una situación curiosa que me ocurrió hace unos días y que muchos de vosotros habéis vivido también.
La Sexta da la noticia. El mensaje es claro y viene acompañado de un vídeo: "El alcalde de Valladolid quiere imponer normas de decoro, a golpe de prohibición. No se podrá ir en bañador por la calle, ni en chanclas, ni mendigar". Leyes parecidas las hay en infinidad de ciudades, pero ¿eso de las chanclas? ¿Cómo no vamos a poder ir ni en chanclas? La estupefacción se apodera de las mentes del público...
Rápidamente el vídeo se propaga por todas las redes sociales. Su título: "Ni en chanclas por Valladolid". Comentarios y comentarios circulan por la red. Busco en Google: "chanclas Valladolid". Cientos de resultados, casi todos dicen lo mismo (¿lo habrán copiado sin contrastar?). La noticia llega a los foros. Y no sólo en Internet, en el trabajo y en la cafetería hablan de ello. Me paro a pensar un segundo: "¿Será verdad? ¿Lo compruebo? ¡Cómo no va a ser verdad!" Pienso de nuevo, recuerdo mis chanclas y me digo: "Sí, lo voy a comprobar".
Entro en un foro y allí están discutiéndolo. Unos dicen que es verdad, y lo demuestran con miles de enlaces. Otros dicen que es mentira, pero no acompañan pruebas. De repente un forero publica un enlace a la web del ayuntamiento. "¡Bien!, así sí, por fin". Lo leo y mis sospechas dejan de serlo. ¡Increíble! Ahí no dice nada de las chanclas. Se lo han inventado...
No es más que un ejemplo, lo mismo ocurre en otros frentes. No en un debate izquierda-derecha. A lo que voy es al poco escrúpulo que se debe tener para poder llegar a situaciones como ésta, más aún desde un trono como el de los medios de comunicación. Este caso apenas tiene importancia, pero podemos pensar en otras noticias mucho más serias en las que la trascendencia de un engaño así sería mucho mayor.
Hemos llegado a una situación en la que los medios de comunicación hacen lo que quieren, en la que nadie puede decirles nada y en la que se anteponen los beneficios de unos pocos al derecho a la información (veraz). Cuando escuché que se estaban planteando controlar el contenido de los servicios informativos de la televisión pública me escandalicé. Ahora llego a preguntarme si no sería incluso mejor... Estoy seguro de que no, pero también sé que la mentira nos lleva a un camino hacia ningún sitio.

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